El español come cuando celebra y come cuando negocia. Los lunes es un día ideal para que fallen los comensales y se recomiendan los jueves con una duración nunca superior a dos horas y media. Quien hace la reserva paga la cuenta, y lo cortés es preguntar al otro si prefiere comer en algún restaurante concreto. Cuatro comensales es el número ideal. Dos por cada bando. Un buen vino y unos platos no muy pesados es lo recomendable. Todos los profesionales tratan de ajustar costes, y da buena imagen invitar a sitios de nivel medio-alto, pero no prohibitivos. Si puede sorprenda a la otra parte: estar al día en los locales de moda forma parte del conocimiento del medio.